Debido
al terremoto de 1960, su terreno se hundió dejando un área de
aproximadamente 1.400 hectáreas de bosques nativos bajo el agua. Tras
esto, el rio Chepu y sus afluentes quedaron a nivel del mar, lo que
caracteriza su alternancia de aguas salobres y dulces de acuerdo a las
subidas y bajadas de las mareas lo que condicionó un gran humedal que se
mantiene hasta hoy en día.
En la
actualidad, el bosque laurifolio de Chiloé al norte del río Chepu esta reducido
a un mosaico que alterna parches de bosques con un conjunto de praderas,
mientras que al sur ha permanecido menos intervenido. Dichos bosques nativos
se ubican en sectores de difícil acceso, ya sea por su lejanía o por ubicación en quebradas o terrenos con gran pendiente.
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